LA RELEVANCIA DE LA EMPATÍA Y LA COMPASIÓN EN EL ACOSO ESCOLAR


¿Qué es empatía y qué es compasión?


La empatía es la capacidad para ponerse en el lugar del otro y saber lo que éste siente o piensa. Ser empático requiere ser consciente de que los demás pueden sentir y pensar de modos similares a nosotros, pero también de modos diferentes.


La compasión es el deseo de ayudar a aquel que sufre, es dar un paso más después de haber empatizado con el dolor ajeno. La compasión nos permite sentir el dolor y el sufrimiento de la víctima y querer prestarle nuestra ayuda. Si nos damos cuenta de que un compañero está sufriendo, que necesita ayuda, podemos decidir actuar y prestarle nuestro apoyo.



¿Cómo podemos ayudar al otro desde la compasión?


El respeto es un valor fundamental para convivir en paz. Un determinado comentario o broma puede molestar a otra persona, aunque a mi no me parezca ofensivo. Por ejemplo, ponerle "mote" a un compañero o compañera porque usa gafas graduadas para poder ver mejor, o porque su color de pelo es especial, o porque su peso no me parece adecuado, etc. puede causar un gran daño emocional a esta persona.


Cuando hacemos ver que lo que está ocurriendo no va con nosotros, cuando somos testigos de lo que ocurre y no actuamos, en definitiva, cuando miramos para otro lado ante cualquier caso de maltrato, estamos siendo cómplices del acoso escolar y, además, estamos denegando ayuda a la persona que lo está padeciendo. Probablemente nos mueva el miedo a sufrir ese mismo trato o el miedo a las represalias, pero es necesario ser valiente y actuar para acabar con esa situación. Los que estamos alrededor del problema, tenemos la obligación de averiguar qué está pasando, de no dar las cosas por sentado y aún menos de sacar consecuencias precipitadas.


No debemos actuar ante el acoso escolar según estereotipos que nos hagan poner (a veces equivocadamente) etiquetas de “víctima” y de “acosador”. Algunas personas son capaces de manipular la situación o mentir y aparecer, de este modo, como las víctimas ante los ojos de los demás. En algunas ocasiones, la cosa no está tan clara… ¿Acaso un niño que está acosando a otro no merece también nuestra empatía y nuestra compasión? ¿Por qué lo hace? ¿Qué le está ocurriendo? ¿Podemos ayudarle? A veces el acosador ha sido acosado anteriormente y, otras veces, el acosado se vuelve acosador.


No podemos darle la espalda a nuestra responsabilidad en la educación emocional de los niños y las niñas. Los adultos debemos implicarnos en la educación de los menores, dotándoles de valores y potenciando las herramientas para que puedan resolver sus problemas sin recurrir a la violencia y, predicando con el ejemplo, ayudarles a que se conviertan en mejores personas y conciudadanos.


Es importante que los niños trabajen desde pequeñitos habilidades sociales como la asertividad, la escucha activa, el control de la ira y de las emociones y la empatía. Esto ayudará a que comportamientos como el bullying se minimicen, se puedan detectar con anterioridad y sus consecuencias sean menos nefastas.

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