LA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD


¿Cómo percibes tú la realidad?


Algunas de nuestras preocupaciones y tensiones más importantes del día a día se deben a la forma cómo reaccionamos a hechos sin demasiada trascendencia.


A veces, hechos sin demasiada importancia que ocurren a nuestro alrededor, hacen que perdamos el control de la situación y nos sintamos amenazados por ellos. Es lo que nos puede pasar, por ejemplo, el día que nuestro coche sufre una avería y nos “quedamos tirados”. Este contratiempo, nos puede hacer llegar tarde al trabajo, o a una cita, o a una reunión, etc.


En otras ocasiones nos desesperamos ante una larga cola en el supermercado, o en una oficina de atención ciudadana, o en el banco… También nos puede hacer perder los papeles la octava vez que nuestro hijo no nos hace caso…


La manera cómo vemos las cosas, como las percibimos, nos puede hacer perder el sentido del humor, la paciencia y el equilibrio. De paso, se va a ver afectada la energía con la que contamos, ya que la vamos a consumir en malhumorarnos por algo que, a priori, no reviste gravedad alguna.


El esquema de funcionamiento de nuestra mente en estas circunstancias es el siguiente:


  • La manera como yo veo la realidad, como la juzgo, me hace reaccionar de una determinada forma.
  • Esta reacción crea unos patrones de comportamiento habituales, es decir, ante una determinada circunstancia, la tendencia será reaccionar, pensar, sentir o actuar de la misma manera.
  • Estos patrones mentales generan, a su vez, unos modelos mentales estables. Es decir, los mecanismos mentales a través de los cuales las personas damos explicación al funcionamiento del mundo que nos rodea.
  • Estos modelos mentales acabaran fijando la manera como yo veo la realidad.



La realidad vs la percepción


El esquema de funcionamiento anterior se acaba de convertir en un círculo vicioso. La forma de acabar con este círculo vicioso, pasa por darnos cuenta de que la realidad no tiene por qué ser como yo la veo, sino que puede que sea de una forma diferente. Para ello es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre lo que está ocurriendo de forma objetiva. Quizá de esta forma sea capaz de darme cuenta de que puedo hacer alguna cosa diferente, o pensar de otra manera, o reaccionar de otro modo, para romper con ese patrón de comportamiento. Así, también estaré creando un hábito nuevo, un nuevo modelo mental que va a hacer cambiar la manera cómo veo la realidad que me rodea.


Quizá esta sea la manera cómo conseguir no malgastar nuestra energía en situaciones que no la requieren.

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