LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO EN LOS TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA


La prevención


La prevención primaria en los trastornos del comportamiento alimentario como la anorexia o la bulimia nerviosa (entre otros) es evidente y necesaria para poder paliar los efectos que estos trastornos provocan en las personas que los sufren. En este sentido cobra una gran importancia la colaboración de todo el entorno en la potenciación de la autoestima de estas personas.


Un entorno familiar desestructurado, con unas normas demasiado rígidas de funcionamiento no facilita en absoluto el tratamiento y la recuperación de las personas afectadas por estos trastornos. La familia debe fomentar un ambiente positivo, de apoyo y de estimulación de sus capacidades, con el fin de favorecer el aumento de su autoestima. En los hogares se debe fomentar la educación sobre buenos patrones de conducta alimentaria, con la finalidad de estimular la adquisición de hábitos saludables y de patrones de dieta equilibrada y sana para cada edad. Los adultos tenemos que enseñar a nuestros pequeños la importancia de no saltarse ninguna comida, de no picar entre horas, de establecer horarios regulares en las comidas, de comer variado, sano, equilibrado y en cantidades adecuadas a cada edad. También la escuela tiene un papel importantísimo en la adquisición de estos hábitos alimentarios.


Los expertos aconsejan que es importante que los padres hagan, dentro de lo posible, al menos una comida al día en familia. En ese momento, se aprovecha para comentar cómo ha ido el día de cada uno, se planifican actividades, se comentan dudas o problemas que puedan tener los pequeños, etc. En esos momentos, es imprescindible que los elementos como televisores, tabletas, teléfonos móviles, en definitiva, cualquier aparato intruso, esté apagado o en silencio para que no pueda interrumpir el ambiente que pretendemos crear. Una buena comunicación familiar es imprescindible para que los pequeños se sientan seguros, busquen la opinión de sus padres y confíen en ellos para pedir ayuda en el momento en que la necesiten.


No podemos olvidar la importancia del deporte para salud y el bienestar emocional de nuestros pequeños, así como el número de horas de sueño diarias.

 


Los imputs externos


Los modelos sociales y culturales que imperan en nuestra sociedad no ayudan tampoco a luchar contra estas patologías: nuestros jóvenes están continuamente bombardeados con imágenes de cuerpos “perfectos” (en la televisión, el cine, la publicidad, etc.) prácticamente imposibles de imitar si no es con unas dietas y controles de peso que pueden hacer caer a los adolescentes en alguno de estos trastornos del comportamiento alimentario. Además, cada año aparecen nuevas dietas, técnicas y maneras de adelgazar o mantener el peso a raya que, mal aplicadas pueden resultar perjudiciales para la salud.


Algunos trastornos alimentarios de los que muchos ya han oído hablar son: la bulimia (ataques de voracidad extrema), la anorexia (obsesión por mantenerse delgado), la ortorexia (obsesión por comer sano), la vigorexia (deseo por aumentar la masa muscular), la potomanía (beber agua de forma compulsiva), el síndrome del comedor nocturno (ingestas excesivas de comida después de haberse ido a dormir).


Deberíamos procurar no menospreciar o infravalorar los sentimientos de los niños y adolescentes, así como sus preocupaciones, También es importante no hacer comparaciones entre iguales, solo conseguiremos frustrarles y minar su propio autoconcepto.


Para finalizar, recordemos la importancia de no sobrevalorar el aspecto físico o estético de las personas, sino sus cualidades personales y su fuerza interior. ¡Ayudemos a nuestros hijos a aceptar sus propios límites y a potenciar sus cualidades, para que pueden hacer frente a las posibles críticas con su autoestima bien alta!

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